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Libertad de expresión en el periodismo actual

Hace más de 25 años se aprobó la Constitución que actualmente está vigente en nuestro país; en su artículo 20 se consagra la libertad de expresión, y con ella la libertad de prensa. Por tanto, tras la dictadura franquista y el inicio de la democracia en España, cualquier español puede expresar su opinión o sus ideas sin miedo a ser reprimido. Por supuesto, el reconocimiento de estas libertades ha significado mucho para el periodismo de nuestro país, pero hoy en día no se puede asegurar que estas libertades primen sobre todas las cosas en esta profesión.

Por desgracia, el hecho de transmitir informaciones a la sociedad, de contar la verdad a los ciudadanos, amparados por esa libertad de expresión, está en la actualidad bajo la sumisión de los intereses particulares del medio. En el periodismo actual, el periodista no puede informar sin tener sobre su cabeza la espada de Damocles que representan esos intereses particulares del medio. La desgracia del 11-M puso de manifiesto que los responsables de los medios se pliegan siempre ante sus intereses propios, dejando de lado el objetivo principal de un periodista: informar verídica y objetivamente a la sociedad. El periodista se ve "obligado" a dar esa información bajo el tamiz que más le interesa a la dirección del medio. Al periodismo siempre se le llena la boca cuando habla de libertad de expresión, y resulta que esta libertad brilla muchas veces por su ausencia dentro de los propios medios de comunicación. De la dictadura política hemos pasado a la dictadura de los intereses particulares de las empresas periodísticas, y ante esos intereses no hay ética profesional que valga.

La preparación universitaria del periodista

En este artículo quería hablar de la preparacón que se da a los futuros periodistas en la Universidad. En mi caso, sólo conozco el funcionamiento de la Universidad Carlos III y algo de la Universidad Complutense. Por lo vivido hasta ahora, yo creo que hacen falta más asignaturas dedicadas a la redacción de noticias, sobre todo para prensa escrita. En mi opinión, ésta es la labor más complicada del periodista, y es la que marca la línea a seguir en los otros medios. Redactar una noticia o elaborar un reportaje para prensa es muy diferente a cualquier otra forma de escribir, y por ello creo que es la faceta del periodista que más se debe trabajar, sobre todo con los alumnos que realizan el segundo ciclo, ya que vienen de sus otros estudios con ciertas carencias en la manera de trabajar propia del periodista.

Por otro lado, veo bien la formación que se nos da en las últimas tecnologías y en los programas informáticos con los que trabaja habitualmente un periodista, pero ello no debería quitar tiempo a la formación puramente periodística: prensa, radio y televisión, a los que en los últimos años se le ha unido Internet.

Las empresas periodísticas

Siguiendo un poco con el asunto laboral en el mundo del periodismo, me gustaría hablar de las empresas y grandes grupos de la comunicación, la otra cara de la moneda. Antes de nada, he de decir que tampoco tengo una opinión plenamente formada sobre el comportamiento de las empresas periodísticas, ya que nunca he trabajado para ninguna; pero, si tenemos en cuenta que mi futuro laboral podría estar ligado a alguna, puede ser significativa la imagen que tengo de ellas desde fuera.

Y esa imagen está ligada a que las empresas periodísticas son como cualquier otro tipo de empresa: sólo buscan ganar dinero. Quizás peque de romántico, pero me gustaría que el principal objetivo de una empresa periodística fuese, siempre dentro de unos parámetros de viabilidad económica, simple y llanamente informar, ofrecer una información veraz y de calidad. Por desgracia, en ese nombre compuesto pesa más la palabra "empresa" que la palabra "periodística".

No puedo culpar a los responsables de las empresas periodísticas de buscar lo mejor para sus intereses, pero desde el punto de vista de un periodista, lo que debería primar fundamentalmente es la información, y cuanta más calidad informativa mejor. Para ello es necesario invertir en muchos aspectos, y las actuales empresas periodísticas lo hacen: nuevas redacciones, tecnología avanzada, nuevos soportes... Sólamente fallan en una inversión: el capital humano.

Ya he comentado en los anteriores artículos las condiciones que las empresas ofrecen a sus profesionales y su política de contrataciones. En mi opinión ésa no es la mejor fórmula para ofrecer una información de calidad, ya que puedes darle al periodista los mejores medios y la mejor tecnología, pero si no está a gusto con su condición laboral, el rendimiento profesional no va a ser el mismo; y tampoco parece una apuesta por la calidad contratar becarios en lugar de periodistas ya profesionales. Si a todo esto le sumamos que en muchos medios hay que "someterse" a los dictados de la línea editorial, la imagen que tengo de las empresas peridísticas no puede ser diferente de la que tengo de las demás empresas: ganar dinero. Que conste que me parece una postura totalmente respetable y lógica, ya que las empresas se crean para obtener beneficios, pero al añadirle el apellido "periodística", pues uno espera algo más.

La actual situación laboral del periodista

Bienvenidos a mi blog. Mi nombre es Luis Alberto Ramos y soy estudiante de periodismo en la Universidad Carlos III de Madrid. A través de esta weblog, quiero transmitiros mis inquietudes,mis opiniones y mis experiencias sobre la carrera, la profesión periodística y el periodismo en general. Espero que aquellos que visitéis este sitio os animéis y compartáis con todos vuestras ideas sobre los temas que vayan surgiendo.

Para empezar esta nueva andadura, me gustaría hablar de las precarias condiciones laborales que sufren los periodistas hoy en día. Jornadas laborales más largas que la de muchos otros trabajos y sueldos casi ridículos: de esta breve pero significativa manera podríamos definir la situación actual de los profesionales de los medios. Muchos medios prefieren tener en sus plantillas más becarios, con unas condiciones laborales que prácticamente rayan la explotación, que personas supuestamente ya preparadas en las universidades; es decir, las empresas de la comunicación se preocupan más por reducir gastos salariales que por ofrecer productos de calidad (con esto no quiero desmerecer en absoluto la labor de los becarios, quienes cumplen su cometido de la mejor manera posible, amén de completar su formación de la mejor manera, es decir, trabajando).

Pero, ¿de quién es la culpa?. Podemos caer en el recurso fácil de echar la culpa al empresario, pero en el fondo éste sólo está haciendo lo que, a su criterio, es mejor para su negocio. Yo prefiero hacer un poco de autocrítica, ya que somos los propios periodistas los que aceptamos esas ofertas de trabajo pírricas, sin valorar en absoluto nuestro trabajo; y la principal causa de esta situación está en que si yo no acepto esas condiciones, hay cientos de personas que sí lo harán. Estamos tirando piedras contra nuestro propio tejado, y todavía nos dedicamos a echar la culpa de todo a los patrones. Esto se ha convertido en un sálvese quien pueda, y así desde luego no van a mejorar las cosas. Por desgracia, parece que la falta de ética y compañerismo es la característica predominante en esta profesión; eso sí, a la hora de quejarnos somos los primeros.

La actual situación laboral del periodista (II): el becario

Hola a todos. En este segundo artículo, y siguiendo un poco con la línea del artículo anterior, me gustaría hablar sobre la figura del becario. Si bien considero que este tipo de experiencia laboral puede ser de un gran valor para el estudiante, tanto académicamente como económicamente (son muchos los estudiantes que tienen que sufragarse la carrera, parcial o totalmente, y estos ingresos pueden ser muy necesarios), no puedo manifestar lo mismo respecto a las condiciones que tienen que "sufrir" los elegidos para trabajar temporalmente en un medio de comunicación.

Jornadas de ocho horas (extensibles a un número indeterminado de las mismas según el día), sueldos jamás superiores a 300 euros y labores de lo más variadas (normalmente las que los que están fijos en la plantilla del medio en cuestión no quieren realizar)son algunas de las principales razones que hacen cuestionarme si de verdad merece la pena aceptar estos contratos en prácticas. Está claro que este tipo de decisiones son de tipo personal, pero el ver cómo muchos estudiantes se "pegan" por un puesto que apesta a explotación laboral en cierto modo me apena, ya que empiezan muy pronto a no valorar su trabajo y sus capacidades, una cuestión que guarda mucha relación con lo que comentaba en el primer artículo sobre los contratos basura que tan frecuentes son en esta profesión.

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